2014-04-28

#14 Mobydick - Cotard delusion

Shhhhhhhhh que empieza...luz tenue, trago de patxaran y...olvídate, ya eres suyo. Desde que suenan los primeros acordes hasta que se canse. Nadie consigue esa intensidad sobre un escenario a este lado del Nervión, ¿espera?...quizá al otro tampoco.

Esta vez no hace falta echar la red muy lejos para pescar...¡una ballena nada menos!. Primer larga duración de este todoterreno después de dos EPs autoproducidos donde, en solitario mayormente, se atrevía tanto con temas propios como con versiones a las que retuerce hasta apropiárselas. En muchos e intensos momentos del disco Eneko se junta con su nueva banda, compartiendo también surcos con artistas de la talla de Ainara LeGardon o Nacho Mastretta por nombrar alguno. Solo o acompañado, mirada al vacío, rabia y sentimiento.


Como la espiral que nunca se cierra...y digan lo que digan, enganchados a sus sombras desde el verano pasado, este "folk-rock oscurantista" como él mismo lo define, se hizo esperar en formato digno de este blog. Financiado por medio de crowdfunding, mientras se pudo por suerte, ya que la incapacidad política reinante parece querer joder esta vía también para no desentonar...¿razón? por no chupar suficiente.


Ocho temas recorren cada una de las doce ansiadas pulgadas rojas que consiguen hacernos creer haber muerto. Cotard delusion.

Margen izquierda:
1- A brand new day in a brand new world; 2- A tale of death; 
3- Cotard delusion II; 4- Cotard delusion I 
Margen derecha:
5- Hey god; 6- Liar; 7- Dogs; 8- Ama (Aita)

Por darle la coherencia que el propio autor otorga a su obra, haré la excepción de empezar por el tema que precisamente no aparece en el vinilo y que abre el disco. Siempre me ha parecido importante el orden de las canciones en un álbum, y en este caso concreto más, pues la edición en vinilo dependía de unas circunstancias que por suerte se dieron. Dicho esto, el disco está concebido en su inicio de esta forma, sus razones tendría así que haré como si sonase a 33 revoluciones y pico...
Desde el primer segundo con la adaptación de la casi instrumental "Dark was the night...", original de Blind Willie Johnson, donde suelta dedos transportándonos a principios del siglo pasado y al otro lado del atlántico, ya puede intuirse algo distinto, íntimo. No te equivocas si piensas que va a ir a más, "A brand new day..." aumenta esa sensación de calma y soledad para ir en progresión hasta el amanecer, comienza el día y un viaje apocalíptico. Cada instrumento aumenta esa experiencia y la guitarra añade cierta amargura. Lleno por favor.
Nada bueno puede ocurrir después de emprenderder tan imponente camino, "A tale of death...". No sabía que se pueden poner los pelos de punta sin tocar una cuerda, dedos y silbido, voz desgarradora y melodioso final, los secretos de la vida se revelan así. La rabia sale a relucir, no puede permanecer siempre callada en el interior de uno y Cotard delusion II, con un relajante inicio, termina por expulsar a certeros guitarrazos que prácticamente poseen al artista en sus actuaciones en directo. Guisado y comido.
No, hoy no hay cerveza que acompañe la eschucha, patxaran sería ideal...pero me quedo con un buen Ardbeg entrado en años (gracias Mikel, ya sabes lo que te toca).
Casi siempre viene la calma después de la tempestad, Cotard delusion I me tranquiliza, su voz se divierte a la vez que juega a indios y vaqueros contigo, La banda aquí, coros incluidos lo borda y consiguen entre todos crear la atmósfera necesaria para saber que el limbo existe.
Cruzamos la ría y Hey god se nos echa encima, un viaje interior de lo más reflexivo. El folk se apodera de una maravillosa canción y lo atrapa sin soltarlo hasta que el Señor quiere. Se pueden diferenciar tres más o menos claras partes en la canción, la primera sosegada y sumisa, una segunda rebelde y directa a la cara, y la concluyente y emotiva tercera parte que termina con un espléndido juego de dedos. A sus pies.
Continuando con la tendencia intimista del disco llegamos al sprint final en forma de Liar y Dogs. La primera parece un alivio cantado para quien interpreta y palos para quien se dé por aludido, quédate tranquilo. El propio Eneko se encarga de todos los instrumentos para esta pieza y lo que resta del disco. En Dogs, con dobro incluido, se puede notar cierto olor a decepción en el ambiente y por momentos a relajación, sonidos de añoranza, pero los pelos de punta es difícil evitarlos tanto en el bello tema central como en el profundo carry on final. No cabe duda que el álbum sabe dónde hurgar, esos oscuros lugares no muy frecuentados por nuestros pensamientos.
El camino finaliza, todo tiene su final...pero sobre todo un principio, Ama (Aita) cierra el disco a golpes de verdad y consejos. Una celebración y reconocimiento. La ghost song por parte del progenitor del artista, culmina esta obra redonda de principio a fin con un minuto aún más personal si cabe. Adiós.

Sobra decir que esto está lejos de intentar descifrar la obra, no es más que una interpretación personal, escupir al teclado lo que entra por mis oídos y se cocina entre sangre y sensaciones. Cualquier parecido con la realidad y la intención del autor es pura coincidencia o excesiva ingesta de alcohol. Queremos más. Hay discos que les sobran minutos, pero a este le faltan caras.

xxx 9/10 xxx

2 comentarios:

  1. Mis sueños han encontrado en este disco su banda sonora. Gracias.

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    1. Me alegro mucho, a soñar así y que Mobydick lo siga pintando.

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